viernes, 20 de septiembre de 2013

Carta de una madre a su hija


Mi querida Niña:

 Cumples 10 años. Tu primera década. Ya eres  mayor. Te estás convirtiendo, poco a poco, día a día, en una preciosa mujercita con un carácter fuerte y una gran personalidad.

Sigues conservando, eso sí, esa mirada limpia y pura, blanca como tu corazón. Decidida y espontánea. Impulsiva e Inteligente. Profunda como tu misma esencia.  Porque tú alma es Grande, Mi Niña. Y no permitas que nunca, nadie, te diga lo contrario.

Ha sido un año difícil, largo y duro, pero tú, con una madurez impropia para tu edad, has estado ahí en todo momento. Asimilando las nuevas circunstancias desde el silencio y la reflexión. Ayudando a tu hermano a entender lo que al mismo tiempo intentabas entender tu misma.

Pero lo hemos conseguido, Mi Niña. Hemos superado los malos tiempos y ahora, con tus recién cumplidos 10 años te toca empezar otra etapa de tu vida. Una etapa que estará plagada de cambios, de sorpresas, de momentos especiales, de cosas maravillosas que te convertirán en una gran mujer.

Parece que fue ayer cuando te cogí en mis brazos por primera vez. Y tu llanto asustado se calmaba al ritmo que escuchabas mi corazón. Siempre tan buena, siempre tan comilona, siempre tan magnífica compañía.

El tiempo ha pasado casi sin darme cuenta y como si de una estrella fugaz se tratara, has surcado los primeros diez años de tu vida a una gran velocidad, dejando una estela de recuerdos imborrables, de estampas únicas, de imágenes que permanecerán por siempre en mi memoria.

Espero haberlo hecho bien durante estos primeros años de tu vida. Dios sabe que lo he intentado y he puesto todo mi amor y mi empeño en ser mamá, algo a lo que nadie te enseña, un temario sin libro de instrucciones que tienes que aprender día a día a base de mucho cariño y aún más esfuerzo y sacrificio. 

Pero los desvelos nocturnos, las preocupaciones, la inquietud ante una fiebre inoportuna, la incertidumbre por tu futuro. Todo eso ha merecido la pena cuando te miro ahora.

Tu seguridad en ti misma, tu desparpajo, tu responsabilidad, son tu sello de identidad. No lo pierdas nunca. Y crece despacio. Tienes, si Dios quiere, toda una vida por delante para vivir intensamente. Pero sabe mejor si la bebes a sorbos, disfrutando de cada momento que te regale el destino. Y ríe, cariño. Ríe mucho. Porque la risa sana las heridas del corazón y alegra el alma.

Sigue siempre tu camino, márcate metas, siempre adelante, siempre con humildad pero con cabeza alta. No pierdas nunca tu corona de princesa. Porque eso es lo que eres, mi princesa. Una princesita de 10 años que pronto será una jovencita que prescindirá del rosa y querrá volar. Y yo estaré ahí para ver tu vuelo, siempre alerta, siempre pendiente, siempre preparada para tenderte los brazos si caes. Las madres somos así. Es algo que viene en el pack.

Yo seré tu madre toda la vida y tú serás mi niña toda la vida. Aunque crezcas, aunque ya no me necesites, yo seré siempre como aquella madre primeriza a la que un 20 de septiembre de 2003 le pusieron a su niña en los brazos.

Sé feliz. Sé muy feliz. Oblígate a serlo, todos los días, aunque el tiempo arrecie y la mar este bravía. Inténtalo con todas tus fuerzas. Porque de ello dependerá el resto de tu vida.

Te quiero. Te quiero como todavía tú no puedes entender. Con fuerza, con pasión, con desesperación. Te quiero porque eres lo mejor que me ha pasado en la vida y porque tú haces que sea mejor persona, consigues que saque fuerzas cuando estas me abandonan y me empujas a seguir adelante, por ti, por nosotras.

Mi deseo para este día de tu cumpleaños: ¡que estemos siempre juntas! , porque Juntas formamos un gran equipo, Mi Niña, mi princesa, mi tesoro.

                                               Te quiero.xxxx

                                                           Mamá.